Es un ser creado de los novios que tuve antes de mi actual esposo. He pensado en escribir solo de uno, pero no quiero ser tan obvia. Así que esta historia es inventada, pero basada en hechos verídicos.
Hace unos días recibí un correo de mi primer novio. El cliché: mi vecino. Quince años a penas y me enamoré hasta los huesos. Creo que es de las pocas personas de la que de verdad me enamoré, porque el tiempo ha pasado y los sentimienos aun se despiertan cuando sé algo de él. Igual como dije en otra entrada, sobre otra persona X, de plano no hubieramos sido una buena pareja, seguro al año de novios igual hubieramos terminado. Pero como la relación acabó antes de darme cuenta de esa incompatibilidad, yo sigo sintiendo que eso quedó inconcluso.
Su correo despertó estos recuerdos en mí. La vez que le llegué a celebrar su cumpleaños a la casa, sin aun ser novios y le llevé una carta, rosas, globos y no sé qué más cosas. Lo envolví con mis locuras hasta que terminó pidiéndome que fuera su novia. Anduvimos entre dos y tres años, cortábamos y amarrábamos la relación dependiendo de la luna que nos alumbraba.
También nos quedábamos prendidos por horas al teléfono, me encantaba escucharlo. Tenía una voz tan dulce, tan tierna. Era super caballeroso, siempre me agarraba de la mano y me decía "te quiero" todos los días. Era tan dulce que un día me regaló Alicia en el país de las maravillas sin saber que yo ese mismo día me había comprado ese mismo libro, esa misma edición. Ahí los guardo, con mucho cariño, ambos libros.
Supe que quería que fuera mi novio en un concierto. Él no lo sabía, pero siempre le decía a su amigo que me gustaba mucho y que no sabía si yo le gustaba a él, que por favor me averiguara. Fui tan feliz cuando me besó y al día siguiente volvió a hacerlo frente a todas las personas que estaban cerca. No hubo necesidad que dijera nada. Sencillamente siguió siendo coherente cada día. Fue muy respetuoso.
La pasamos tan bien. Fue el único novio que tuve. El único que de verdad amé antes de quedarme con el hombre de mi vida. Tenía todo lo mejor de un hombre y todo lo terrible de un adolescente.
Hubo una vez que se molestó tanto porque saliera con un amigo mío que llamó tantas veces a mi casa que cuando llegué mi papá me regañó. Eso no se lo perdono.
Otra vez, mientras jugaba Voleibol con sus amigos me ignoró por completo. Ese fue el día que decidí terminar con él.
Me daba rabia que siempre se menospreciaba y no me creía cuando yo le decía que era guapo. Tampoco me creía que lo quería. Pero la que sí no le perdono nunca, fue cuando llevó a su mamá a un viaje que teníamos planeado solo para los dos a Antigua Guatemala. Eso fue lo peor que me hizo.
Pero en fin, terminamos esa etapa, seguimos siendo amigos y me encanta poder escribirme con él, chatear, hablar por teléfono, saber que él es feliz. Es entonces cuando me doy cuenta de que el amor no muere, solamente crece cuando es real, porque su felicidad también es mía.
Solo quiero decirte que ¡te quiero mucho!
Hace unos días recibí un correo de mi primer novio. El cliché: mi vecino. Quince años a penas y me enamoré hasta los huesos. Creo que es de las pocas personas de la que de verdad me enamoré, porque el tiempo ha pasado y los sentimienos aun se despiertan cuando sé algo de él. Igual como dije en otra entrada, sobre otra persona X, de plano no hubieramos sido una buena pareja, seguro al año de novios igual hubieramos terminado. Pero como la relación acabó antes de darme cuenta de esa incompatibilidad, yo sigo sintiendo que eso quedó inconcluso.
Su correo despertó estos recuerdos en mí. La vez que le llegué a celebrar su cumpleaños a la casa, sin aun ser novios y le llevé una carta, rosas, globos y no sé qué más cosas. Lo envolví con mis locuras hasta que terminó pidiéndome que fuera su novia. Anduvimos entre dos y tres años, cortábamos y amarrábamos la relación dependiendo de la luna que nos alumbraba.
También nos quedábamos prendidos por horas al teléfono, me encantaba escucharlo. Tenía una voz tan dulce, tan tierna. Era super caballeroso, siempre me agarraba de la mano y me decía "te quiero" todos los días. Era tan dulce que un día me regaló Alicia en el país de las maravillas sin saber que yo ese mismo día me había comprado ese mismo libro, esa misma edición. Ahí los guardo, con mucho cariño, ambos libros.
Supe que quería que fuera mi novio en un concierto. Él no lo sabía, pero siempre le decía a su amigo que me gustaba mucho y que no sabía si yo le gustaba a él, que por favor me averiguara. Fui tan feliz cuando me besó y al día siguiente volvió a hacerlo frente a todas las personas que estaban cerca. No hubo necesidad que dijera nada. Sencillamente siguió siendo coherente cada día. Fue muy respetuoso.
La pasamos tan bien. Fue el único novio que tuve. El único que de verdad amé antes de quedarme con el hombre de mi vida. Tenía todo lo mejor de un hombre y todo lo terrible de un adolescente.
Hubo una vez que se molestó tanto porque saliera con un amigo mío que llamó tantas veces a mi casa que cuando llegué mi papá me regañó. Eso no se lo perdono.
Otra vez, mientras jugaba Voleibol con sus amigos me ignoró por completo. Ese fue el día que decidí terminar con él.
Me daba rabia que siempre se menospreciaba y no me creía cuando yo le decía que era guapo. Tampoco me creía que lo quería. Pero la que sí no le perdono nunca, fue cuando llevó a su mamá a un viaje que teníamos planeado solo para los dos a Antigua Guatemala. Eso fue lo peor que me hizo.
Pero en fin, terminamos esa etapa, seguimos siendo amigos y me encanta poder escribirme con él, chatear, hablar por teléfono, saber que él es feliz. Es entonces cuando me doy cuenta de que el amor no muere, solamente crece cuando es real, porque su felicidad también es mía.
Solo quiero decirte que ¡te quiero mucho!
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