De amores y amoríos

Una vez me enamoré del mejor amigo de mi novio. Grave error. No solo la estupidez de enamorarme, si no de decírselo a mi novio. Creo que las razones fueron las equivocadas, porque lo hice para alerjarlo de mí, porque no tenía el valor de terminar con él.

Yo quería mucho a mi novio, pero cuando pasó esto me percaté que no estaba enamorada de él, porque era demasiado bueno, era muy dulce y a mí las cosas muy dulces me empalagan.

También fue un error porque el amigo cuando se enteró de que terminamos se alejó de mí por completo. O sea que si no había misterio no quería nada conmigo.

Ha pasado el tiempo y con ambos he recuperado la amistad perdida. Por lo menos hemos hecho el intento y hablamos sobre todo por chat. Y, sin embargo, ahora que vi al amigo de mi ex, yo casada, con hija y con nuevas experiencias; él con trabajo, con novia y viviendo solo, me di cuenta que somos dos perfectos extraños.
Creo que nos gustamos, porque no puedo decir si él se enamoró un poquito de mí, porque compartíamos música, gustos, palabras, poesía, llamadas telefónicas, cartas, lugares, frases, etc. Todo lo que una puede esperar de una relación. Pero, ahora que lo vi de nuevo, me di cuenta que nunca estuve enamorada de él. Me enamoré de una fantasía, de una ilusión creada por mi mente. Él es él, sigue siendo el mismo y eso me agrada mucho, pero de veras que no hubiéramos durado ni un mes de novios. O sea que al final, a mí tampoco sin el misterio tampoco me hubiera gustada nada.

Parece que el destino nos volvió a junta, pues algo había por rescatar. Por ahora, solo quedan los rezagos de aquel amorío y el leve impulso de recordarlo a veces, cuando no hay nadie con quien compartir esos lugares, esa poesía y esas frases que solo compartíamos entre él y yo.

Eso es lo bueno de recuperar la conversación con un ex -amor o amorío-, porque he podido salirme de la pintura y ver como dicen los "gringos": the all picture, y entonces de forma madura percatarme que no estaba tan enamorada de ese viejo, panzón, pelón y con algunas arrugas encima.
Esto último no fue tan así...Ja, ja, ja, la verdad que cuando ha sido real, el amor siempre queda. Y yo, lo sigo queriendo mucho como un buen amigo del pasado.