"Él es mi mejor amigo", así lo presentaba cuando nos encontrábamos a alguien que no lo conocía a él. Y, ahora, diez años después mis actuales amigos preguntan: "y, ¿aquel tu mejor amigo vos, aquel que le decías 'el gordo'? Pero, no tengo respuesta para eso.
La noche del jueves santo me escribió. Después de mucho tiempo de no saber de él, me escribió. Derramé unas lagrimitas de emoción, de nervios y porque mencionó la muerte de mi mamá. ¡Las cosas que pueden remover sentimientos ahora en mí!
Él era como todos mis amigos juntos. Siempre contaba con él. Le podía develar mi vida entera y él siempre tenía oídos para mí. Tenía mucha comprensión, mucho cariño, había mucha amistad de por medio. Cuando estaba feliz, cuando lloraba, cuando necesitaba dinero, cuando tenía para gastar, cuando quería dormir, cuando quería salir a bailar, él siempre estaba ahí. Cuando tenía novio y cuando ya no tenía.
Fui muy egoísta. Debo aceptarlo. Lo guardaba solo para mí. Él tenía sus novias y yo mis novios, no habían secretos entre nosotros. Bueno, parece que sí había uno: él estaba enamorado de mí. La primera vez que me lo dijo me sorprendió, me enojé. Le segunda y tercera vez, solamente le dije que no sentía lo mismo y seguí siendo su amiga. Por eso fui egoísta, porque sabiendo lo que sentía no hice nada por alejarme, seguía queriéndolo para mí. Era perfecto. Era incondicional para mí y yo no tenía el peligro de enamorarme de él. Sencillamente lo amaba de la forma más pura que podía amarlo: como mi mejor amigo.
Obvio y comprensible llegó el momento en que él tuvo que ponerle un paro a este asunto. Y se plantó serio conmigo. Pero no sé si le salió el tiro por la culata a él o a mí, después de sus últimas palabras que fueron al teléfono, ya no volvimos a hablar. Siete años casi de no hablarnos. Parece que él quiso contactarme a través de una amiga en común, pero no fue posible. Luego yo quise comunicarme con él a través de un amigo en común y tampoco se pudo. Finalmente, le escribí una carta en papel y la envié a su casa.
No obtuve respuesta de inmediato por lo que me obligué a creer que no la había recibido. Luego pensé que la recibió, pero no tenía correo electrónico, finalmente pensé que me respondió con otra carta y como yo no apunte mi dirección completa no me había llegado. Cualquier cosa, menos que no quería responderme. Ahora que me escribe lo primero que dice es "recibí tu carta, pero no quería escribirte". Me dio risa mi negación a la verdad. Pero, finalmente me escribió y es lo único que importa.
No sé en qué parará todo esto, pero estoy muy contenta de saber que sigue estando ahí. Ahora lo sigo queriendo, pero de una forma menos egoísta que antes. Espero que él haya aprendido a quererme de igual manera y que podamos reaunar la amistad sin egoísmos de por medio, solo el cariño y los diez años de amistad que cultivamos con mucha paciencia desde que éramos unos niños, compañeros del colegio.
La noche del jueves santo me escribió. Después de mucho tiempo de no saber de él, me escribió. Derramé unas lagrimitas de emoción, de nervios y porque mencionó la muerte de mi mamá. ¡Las cosas que pueden remover sentimientos ahora en mí!
Él era como todos mis amigos juntos. Siempre contaba con él. Le podía develar mi vida entera y él siempre tenía oídos para mí. Tenía mucha comprensión, mucho cariño, había mucha amistad de por medio. Cuando estaba feliz, cuando lloraba, cuando necesitaba dinero, cuando tenía para gastar, cuando quería dormir, cuando quería salir a bailar, él siempre estaba ahí. Cuando tenía novio y cuando ya no tenía.
Fui muy egoísta. Debo aceptarlo. Lo guardaba solo para mí. Él tenía sus novias y yo mis novios, no habían secretos entre nosotros. Bueno, parece que sí había uno: él estaba enamorado de mí. La primera vez que me lo dijo me sorprendió, me enojé. Le segunda y tercera vez, solamente le dije que no sentía lo mismo y seguí siendo su amiga. Por eso fui egoísta, porque sabiendo lo que sentía no hice nada por alejarme, seguía queriéndolo para mí. Era perfecto. Era incondicional para mí y yo no tenía el peligro de enamorarme de él. Sencillamente lo amaba de la forma más pura que podía amarlo: como mi mejor amigo.
Obvio y comprensible llegó el momento en que él tuvo que ponerle un paro a este asunto. Y se plantó serio conmigo. Pero no sé si le salió el tiro por la culata a él o a mí, después de sus últimas palabras que fueron al teléfono, ya no volvimos a hablar. Siete años casi de no hablarnos. Parece que él quiso contactarme a través de una amiga en común, pero no fue posible. Luego yo quise comunicarme con él a través de un amigo en común y tampoco se pudo. Finalmente, le escribí una carta en papel y la envié a su casa.
No obtuve respuesta de inmediato por lo que me obligué a creer que no la había recibido. Luego pensé que la recibió, pero no tenía correo electrónico, finalmente pensé que me respondió con otra carta y como yo no apunte mi dirección completa no me había llegado. Cualquier cosa, menos que no quería responderme. Ahora que me escribe lo primero que dice es "recibí tu carta, pero no quería escribirte". Me dio risa mi negación a la verdad. Pero, finalmente me escribió y es lo único que importa.
No sé en qué parará todo esto, pero estoy muy contenta de saber que sigue estando ahí. Ahora lo sigo queriendo, pero de una forma menos egoísta que antes. Espero que él haya aprendido a quererme de igual manera y que podamos reaunar la amistad sin egoísmos de por medio, solo el cariño y los diez años de amistad que cultivamos con mucha paciencia desde que éramos unos niños, compañeros del colegio.
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