Mariana se encontraba sola en su habitación. Acababa de leer el poema de Mario Benedetti: Una mujer desnuda y en lo oscuro. Vio la pared junto a su cama y tomó sus yesos pastel. Hizo un trazo y otro y otro...hasta que su figura medio desnuda empezó a verse plasmada ahí en la pared, luego, en vez de piernas había un árbol y en vez de una pelvis, una calle. Al terminarlo puso al pie del dibujo: esta mujer es casi un paisaje.
Ese dibujo estuvo ahí por mucho tiempo solo. Hasta que apareció en la otra pared Louis Armstrong sentado en una nube, que tocaba su trompeta. Se miraban de lejos. Ella oía su música y él tocaba sus pechos con sus notas musicales.
Así empezo todo. Louis se trasladó de pared y llegó hasta la mujer que era casi un paisaje, se sentó en su ombligo y pasaba todo el día tocando jazz sobre ella. Entonces, Mariana empezó a soñar con el sueño de ellos. Viajar, oir música, tomar vino, bailar, vivir eternamente enamorada del amor y con una vida con peso, pero leve.
El tiempo pasó y Mariana había olvidado aquel dibujo, aquella pintura realizada hace tanto tiempo. Hasta hace unas noches, cuando después de una botella de vino, todo empezó a cambiar.

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