Diario de una bruja (19ª entrega)

Día 21 (25 de abril de 2019)

Mi mamá me enseñó a ser bruja, antes de que ella o yo supiéramos que eso era ser bruja. Me enseñó a leer mis pensamientos, a hacer realidad mis deseos, a entender el poder de mi mente, a escucharnos la una a la otra en la distancia. Ella me enseñó todo eso antes de que se metiera a la religión, antes de hablar de esoterismo o de milagros o de magia. Sencillamente, ella era una mujer conectada con las energías de la tierra y el universo y no le tenía miedo a nada de eso.

Pensando en ella, no he dejado de pensar en la frase de una película, en donde ella dice que quisiera tener un accidente, nada grave, pero lo suficiente para estar en cama y en donde todos los que la aman, la cuiden y le lleven de comer y le digan que la quieren, para así poder comer y descansar. Sus amigas la miran con ojos juzgadores, pero ellas no entienden, porque ella es una mamá con demasiados hijos para controlar y con muy poca empatía en su casa para entender su cansancio. Ahora que me da pena dormir tanto, aunque nadie me está juzgando, no he dejado de pensar en esa escena de la película y en cuando mi mamá me decía que si una desea algo debe hacerlo pensando hasta en el color, olor y textura del deseo. 

No deseé que me pasara esto, ni nada por el estilo, pero sí he estado deseando tiempo para mí, tiempo para estudiar, he deseado con todo mi corazón dormir por horas seguidas... Así que me concentraré y abandonaré en el cuerpo. Dormir, dormir, dormir... (tengo miedo de despertarme).

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